domingo, 14 de octubre de 2012

Seguridad y apego en la Infancia




 
La teoría del apego: de la interacción a la primera relación afectiva.

La teoría del apego es por primera vez formulada por Bowlby en los años 50 dentro del marco de la etología, después estas formulaciones han sido ampliadas por Shaffer, Ainswort... La teoría del apego defiende, que al igual que los animales, los seres humanos nacemos con un repertorio de disposiciones conductuales propias de la especie que promueven el vínculo afectivo entre el niño y los cuidadores. Los niños nacen programados para vincularse, también los adultos están biológicamente programados para responder a las señales del bebé. Sin embargo esta predisposición biológica no es suficiente, será precisa una larga experiencia de interacción y el desarrollo de capacidades cognitivas y afectivas para que el niño pueda reconocer y diferenciar a las figuras de apego.

Es alrededor del octavo mes cuando las figuras de apego se centran en una figura específica.
Por otro lado, el dolor, la angustia y tristeza acompaña a las experiencias de separación y pérdida de la figura de apego. La ansiedad ante la separación será la prueba de que el niño a establecido los vínculos. Pero no todos los niños muestran los mismos grados de angustia ante la separación.
A partir de este momento se modificará la relación del niño con el mundo externo. Las figuras de apego serán una base de seguridad a partir de las cuales el niño inicia la exploración exterior. La presencia y accesibilidad de las figuras de apego activará las conductas exploratorias; su ausencia inhibirá esas conductas.
Una vez establecido el apego, el niño, cambiará su relación con los desconocidos. Aparecerán reacciones de miedo, rechazo... El niño activará el miedo si el encuentro es valorado como una amenaza.
Las interacciones interpersonales constituyen una parte importantísima en el desarrollo afectivo y comunicativo del niño, al que hay que considerar como socialmente activo, que a la vez, interviene y recibe intervenciones de otros.
Las múltiples y cotidianas interacciones entre el niño y las personas adultas próximas van a provocar el establecimiento de una relación especial denominada apego (vínculo afectivo), que tendrá amplias repercusiones en el desarrollo cognitivo, social y afectivo del niño.

Factores situacionales: El factor será la presencia y localización de la madre. El niño necesita conocer su accesibilidad o disponibilidad emocional. Cuando la figura de apego está presente pero no disponible, los niños apenas se alejan para explorar.

Los mensajes verbales y afectivos sobre la situación intervienen en la evaluación infantil de la misma.

El niño buscará información en las personas para dar sentido a una información que percibe incierta o ambigua. La figura de apego es una base de seguridad y base de información.

Factores personales: Existen algunas variables que influirán en la valoración que el niño hace de una situación, pero el factor personal con mayor poder de determinación es el modelo interno de la figura de apego.

Para Bowlby el modelo interno activo o modelo representacional es una representación mental de sí mismo y de las relaciones con los otros. Se construye a partir de las relaciones con las figuras de apego, sirve al sujeto para percibir e interpretar las acciones e intenciones de los demás y para dirigir su conducta.

El modelo interno no refleja una imagen objetiva de la figura parental sino la historia de las respuestas de cuidador ante los intentos del niño de buscar su proximidad.

La formulación del modelo interno implica una interdependencia entre el modelo interno de la figura de apego y el modelo de sí mismo.

 Este modelo permitirá al niño predecir lo que va a suceder en une situación familiar.

A partir de una interacción caracterizada por la sensibilidad y consistencia de la respuesta materna ante las señales del niño este anticipará:

Accesibilidad y protección de la madre.

Su propia competencia como promotor de la proximidad e interacción con los otros.

En caso contrario, el niño anticipará:

Ausencia de respuestas por parte de la figura de apego.
Escasa capacidad para promover respuestas e interacción.
Los niños participan activamente en la formación del vínculo afectivo, disponen de características como la configuración de su cara o capacidades del procesamiento de la información que les permiten activar los cuidados y la protección de sus cuidadores.

 La formación del sistema de apego es el resultado de la interacción entre la actividad del niño y el sistema de cuidados ofrecido por los padres.

Apego:
Esfuerzos por mantener la proximidad.
Contacto sensorial privilegiado.
Relaciones con el entorno más seguro.
Lugar de refugio.
Ansiedad ante la separación.
Funciones del apego:
Favorecer la supervivencia manteniendo próximos y en contacto a las crías y progenitores.
Seguridad.
Ofrecer y regular la cantidad de estimulación sensorial para el óptimo desarrollo.
Desarrollo social.

Etapas del apego:

Orientación hacia las personas sin reconocimiento de las personas que le cuidan. (0-3 meses) Las características perceptivas de los seres humanos atraen su atención. La atención de los bebés estará dirigida hacia estímulos emitidos por humanos.

 Interacción privilegiada con las figuras familiares sin rechazar a los extraños. (3-7 meses) El desarrollo de las capacidades perceptivas del bebé trae consigo el reconocimiento de la figura de apego, aunque aún no rechaza a los desconocidos. Se produce un comportamiento diferente por parte de los padres aumentando los cuidados.

 Vinculación y miedo a los extraños (8-12 meses) Las figuras de apego actúan como base que aporta seguridad y que les permite explorar ambientes e interactuar con personas desconocidas. La seguridad emocional depende, fundamentalmente, de los vínculos de apego, el tipo de relación con los iguales y la autoestima.

 Tipos de apego:

Tipo de apego.
En presencia de la madre.
En ausencia de la madre.
Regreso de la madre.
Seguro.
Exploran activamente el entorno.
La exploración decae, angustia por la separación.
Señales de alegría. Activación de las conductas de apego.
Ansioso ambivalente.
Exploración baja o nula del entorno. No se alejan de la madre.
Ansiedad por la separación muy intensa.
Buscan y procuran mantener la proximidad con la figura de apego. Después muestran oposición.
Evitativo.
Pasivos o indiferentes.
Escasa o nula ansiedad ante la separación.
Evitan el contacto cuando la figura de apego vuelve.
Ansioso desorganizado.
Ansioso ambivalente.

 
Evolución del apego: los estudios longitudinales muestran una notable continuidad a lo largo del tiempo.

El apego seguro aumentará la exploración, la curiosidad, la solución de problemas, el juego, las relaciones con los compañeros. Tienen más posibilidades de desarrollo social e intelectual y ser más tolerantes.

El apego inseguro hace que cualquier conducta ambivalente o poco clara de los otros se viva como un rechazo total. Las personas ambivalentes necesitan continuas muestras de afecto, su modelo mental no incluye una idea interiorizada del otro como alguien estable y disponible.

Se a encontrado una gran continuidad entre las historias de apego y el cuidado de los hijos.

Los tipos de apego tienden a reproducirse, pero algunos padres consiguen cambiar el estilo y romper esta cadena intergeneracional, posiblemente haciéndose consciente de sus experiencias infantiles y modificando sus modelos mentales.

 

Desarrollo Cognitivo en los niños


El bebé desde que nace, no cesa de descubrir y conocer el mundo que le rodea. Despertar los sentidos del bebé, para que pueda percibir y relacionar estímulos entre sí, es ya un acto cognitivo y perceptivo que estimula sus capacidades intelectivas.
A partir del tercer mes, el bebé muestra gran interés por investigar y explorar; sus habilidades motrices le permiten manejar mejor su entorno y clasificar sus percepciones.
Al final del primer año, sus posibilidades motrices le abren nuevos campos de exploración. Es capaz de observar y atender con detenimiento lo que le interesa empleando bastante tiempo en ello. Es un buen momento para enseñarle las cosas, ya que demuestra buena disposición para el aprendizaje.

El desarrollo motor no está divorciado de las otras esferas; por ello cognitivamente se desarrollan las operaciones sensorio-motoras, lo cual implica una inteligencia práctica. De esta manera, el niño pasa a través de las experiencias con los objetos (motoras), por las conductas reflejas, percepción de objetos, la atención y relación con los objetos y personas, acciones más intencionadas y la búsqueda curiosa de soluciones a las primeras representaciones simbólicas y las primeras manifestaciones de una búsqueda sistemática de soluciones, que no se basa sólo en los tanteos y las equivocaciones.

Cada momento de la vida, tanto por el proceso evolutivo de las personas como por las circunstancias externas que rodean a cada individuo, tiene una expresión distinta en cuanto al ámbito de la sexualidad. Esto es así desde el nacimiento. En los primeros momentos y meses de la vida de una persona la realidad de su existencia la componen aspectos puramente sensoriales. La única realidad que un bebé percibe es la resultante del cúmulo de sensaciones que experimenta. Si retomáramos una postura adulta ante esto, podríamos considerar que la vida, en los primeros meses, es pura sexualidad. Esto probablemente sea cierto aunque debamos aclarar que se trata de realidades y experiencias distintas de lo que podemos considerar la sexualidad adulta.

Los bebés, algo que resulta fácilmente observable, reaccionan y experimentan a través de sus órganos sensoriales. Además de emitir conductas destinadas a cubrir sus necesidades básicas, el mundo es un cúmulo de experimentación y percepción de sensaciones provenientes de los cinco sentidos.

Como padres y madres podemos favorecer el desarrollo de nuestros hijos e hijas aportando estímulos que fomenten sus necesidades primordiales. Puede ser interesante destacar que abrazándolos, jugando con ellos, no sólo estimularemos un crecimiento apropiado con respecto a su sexualidad, si no que favoreceremos su desarrollo integral en esta etapa.

Otra cuestión influyente en la caracterización de la sexualidad de los niños y niñas que puede tener consecuencias posteriores es la desnudez. A través de la información que transmitamos a nuestros hijos e hijas sobre esta cuestión ellos elaborarán ideas sobre la desnudez propiamente dicha, sobre sus cuerpos y también sobre sí mismos. Se trata de una comunicación que se realiza tanto por palabras como por hechos y actitudes. En este sentido es bueno que ellos se acostumbren a contemplarse y a ver al resto de la familia desnudos; a que actividades físicas e higiénicas como el baño se tiñan de un fuerte componente lúdico; o bien que ante la aparición de desnudos en revistas o en la televisión se emitan juicios que transmitan ideas coherentes. Esto implicará que se comienza a aprender a estas edades que el cuerpo no es algo vergonzante ni que sólo determinados cuerpos se han de considerar interesantes, cosa que habitualmente ocurre con los modelos de los medios de comunicación, donde con excesiva frecuencia sólo se enseñan cuerpos "culturalmente perfectos".

Además de la estimulación física y de la valoración del cuerpo es importante que durante los primeros años de vida el bebé desarrolle una sensación de confianza. Esto quiere decir que el bebé perciba de los adultos y del entorno que le rodea mensajes de calma y de continuidad. De esta manera el bebé se percibirá de una manera positiva y sosegada y entenderá que el mundo que le rodea es coherente y predecible. La confianza redundará ya en estos momentos en la autoestima que el niño y la niña vayan desarrollando posteriormente y en la capacidad de estos para confiar y aproximarse emocionalmente a los demás. La confianza se adquiere fundamentalmente a través de los padres, quienes la pueden enseñar a base de coherencia de sus acciones y actitudes y perseverancia en sus planteamientos, haciendo que el bebé sea capaz de empezar a predecir los acontecimientos más cotidianos.

Los primeros años.

Sobre los tres años los niños y las niñas comienzan a establecer distinciones en función del sexo de las personas. Cuando empiezan a percatarse de que pertenecen a un sexo determinado aprenden también cuál es la conducta "apropiada" para cada género o rol sexual.

Es fundamental que cada persona posea características propias, tanto "masculinas" como "femeninas". Esto es algo que ya a estas edades estamos enseñando tanto en casa como en la escuela o a través de los medios de comunicación. Son momentos en los que la necesidad de definición de los niños y niñas hacen importantísimo que adoptemos ante esta cuestión una postura clara y meditada. Una persona sana es aquella que ha integrado las partes masculina y femenina en un todo. Por ejemplo, los hombres deben poder permitirse la posibilidad de ser sensibles, ocuparse de la crianza de los hijos, mostrar ternura, etc.. Por otro lado, las mujeres deben tener la oportunidad de ser enérgicas, independientes y con capacidad de tomar iniciativas. Estas cuestiones que parecen más propias del ámbito de la coeducación, tienen en el terreno del desarrollo sexual una importancia máxima ya que condicionarán sobremanera, además de otros aspectos, la forma y la experimentación de la sexualidad individual a lo largo de la vida de cualquier persona.

Otro aspecto importante en este momento evolutivo es la forma en que los niños y las niñas aprenden a controlar sus esfínteres. La regulación y control de las funciones excretoras son modeladas por la cultura a la que una persona pertenece. Para un niño o niña, orinar y excretar resultan acontecimientos sorprendentes y agradables. Son ejercicios de regulación de tensión corporal y además el niño y la niña con muchísima frecuencia se ven atraídos con estos objetos que salen de su cuerpo. Se trata de ejercicios corporales e indudablemente sexuales ya que se comienzan a usar las principales parcelas corporales relacionadas con la sexualidad.

Los niños y niñas necesitan percibir que el control de esfínteres es un aspecto saludable y natural del crecimiento, sin que se sienta en ningún momento culpable por realizar acciones de este tipo.

Tanto padres y madres como cuidadores y educadores tenemos que recordar que para los niños y niñas, el control muscular es algo complejo que precisa de un entrenamiento progresivo. No se trata de realizarlo de hoy para mañana. Tampoco es bueno adelantarse a los acontecimientos. Si bien la madurez psicofísica para el control de esfínteres suele aparecer a los dos años, en muchas ocasiones no se da la maduración necesaria hasta los tres y a veces más tarde. Es bueno tenerlo en cuenta sin olvidar que un desarrollo lento en este campo no tiene que significar de ninguna manera un déficit en el desarrollo general del niño o la niña.

Cuando aparece el lenguaje comienzan a pedirse las primeras explicaciones sobre el mundo. Esto es igualmente cierto ante la sexualidad. En estos momentos ya resulta importante comenzar a hablar clara y positivamente sobre este tema, aunque esto no tenga que implicar que demos unas explicaciones pormenorizadas cuando no es eso lo que se nos está pidiendo. A estas edades las demandas de información provienen fundamentalmente del ámbito de la reproducción. De dónde vienen los niños y las niñas y cuáles son sus diferencias por sexo son las cuestiones más solicitadas.

Sin embargo no existen preguntas buenas ni malas y lo mismo ocurre con el tipo y la profundidad de las respuestas. Una norma válida para percibir el grado de detalle de las preguntas de nuestros hijos e hijas y que es aplicable a los siguientes momentos evolutivos, consiste en explorar la curiosidad de estos después de nuestra explicación. Observar si disminuye su atención o preguntar si están satisfechos con ella son conductas que nos darán información sobre sus expectativas. No debemos tener cuidado en excedernos en nuestras respuestas, ellos sólo atenderán a las cuestiones que les resulten de interés.

Por último, para entender la sexualidad en esta etapa es necesario que nos detengamos mínimamente en el desarrollo del autoerotismo. Con este término se designan a las acciones encaminadas a obtener placer en solitario. En estas edades los niños y las niñas muestran interés por su cuerpo, su exploración y su estimulación. Para ellos estas actividades constituyen una forma de descubrir otro aspecto del mundo al que cada vez se asoman de forma más intrépida. A través de la auto estimulación, además de obtener sensaciones placenteras, el niño y la niña aprenderán aspectos de su cuerpo y, si ese aprendizaje corporal y del placer es exitoso, estarán más capacitados para disfrutar de una forma más completa de sus relaciones con otras personas en la edad adulta.

Durante toda la vida, la persona que aprendió durante su infancia que estas actividades son reprobables y dañinas, conservará la impresión de que obtener sensaciones placenteras por estímulo del cuerpo es algo sucio, indebido y repugnante. Esta actitud, con toda seguridad, será una traba para disfrutar siempre de su sexualidad.
Tomado textualmente de la página http://html.rincondelvago.com/desarrollo-cognitivo_3.html (21:45 pm)

Desarrollo Psicomotor en los niños


 



Se conoce como desarrollo psicomotor a la madurez psicológica y muscular que tiene una persona, en este caso un niño. Los aspectos psicológicos y musculares son las variables que constituyen la conducta o la actitud. Al contrario del intelectual que está dado por la maduración de la memoria, el razonamiento y el proceso global del pensamiento.
El desarrollo psicomotor es diferente en cada niño, sin embargo, es claro que él se presenta en el mismo orden en cada niño. Es así, por ejemplo, que el desarrollo avanza de la cabeza a los pies, por ello vemos que el desarrollo funcional de la cabeza y las manos es primero que el desarrollo de las piernas y los pies.
Los factores hereditarios, ambientales y físicos también influyen en el proceso de crecimiento psicomotor. Por ejemplo, vemos que la habilidad para hablar más temprano es propia de ciertas familias y que las enfermedades pueden afectar negativamente el desarrollo motor; también es claro que la ausencia de estimuladores visuales, táctiles y/o auditivos afectan la madurez psicológica.
A continuación se presenta un resumen de lo que debería observarse en el proceso de crecimiento psicomotor de los niños hasta los 5 años.
  Nacimiento: prácticamente el niño duerme todo el día. Responde con llanto a sus necesidades básicas de alimentación, dolor y cambio de temperatura.
· 6 semanas: Comienza a sonreír cuando le hablan. Mira los objetos situados en su campo visual. No sostiene la cabeza y puede descansar extendido sobre su abdomen.
. 3 meses: sonríe espontáneamente, sus ojos siguen los objetos en movimiento, sostiene la cabeza al estar sentado, agarra los objetos colocados en su mano y vocaliza.
· 6 meses: se sostiene en posición erecta, se sienta con apoyo y logra girar sobre su propio eje. Puede transferir los objetos de una mano a la otra. Balbucea a los juguetes.
· 9 meses: ya se sienta completamente solo, gatea y logra ponerse en posición erecta y puede dar los primeros pasos. Dice “papá”, “mamá” “tete”, se despide con las manos, y sujeta el biberón.
. 1 año: ayuda a vestirse, dice varias palabras y camina con ayuda de los familiares.
· 18 meses: Camina sin ayuda, sube escaleras con ayuda, tiene mejor control de sus dedos, come parcialmente solo y dice unas 10 palabras.
· 2 años: Corre, sube y baja escaleras sin ayuda, puede pasar las páginas de un libro de una en una, se viste casi sin ayuda (las prendas sencillas), dice frases cortas y puede comunicar sus necesidades de evacuación.
· 3 años: Sabe vestirse sin ayuda (a excepción de anudar los cordones y abotonarse), usa palabras en plural, sube en triciclo, puede comer sin ayuda y hace preguntas constantemente.
· 4 años: lanza la pelota a lo lejos, puede saltar sobre un pie, puede copiar a imagen de una cruz, conoce al menos un color, puede resolver sus necesidades de evacuación.
. 5 años: atrapa con las manos la pelota que le lanzan, puede copiar un triángulo, conoce al menos cuatro colores y puede desvestirse y vestirse sin ayuda.

Tomado textualmente de la página http://www.médicosecuador.com/espanol/not. (17/10/2012-20:53)


 

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Procesos de Aprendizaje según Piaget


En este artículo se pretende destacar lo esencial del pensamiento de Piaget a través de caracterizar sintéticamente algunos de sus principales aportes a la educación en general y a la didáctica en particular. Para ello se describirá a modo de extractos sus principales ideas, extraídas éstas de distintas consultas bibliográficas, y se desarrollará una entrevista simulada sobre los tópicos que consideramos más salientes de su teoría. Consideramos que esta nota puede ser una excusa válida para retomar la lectura de su vasta obra y a raíz de ella rever nuestra praxis áulica.

Jean Piaget fue un biólogo y epistemólogo de origen suizo, cuyas investigaciones siguen siendo una fuente de consulta insoslayable para todos los docentes independientemente del nivel educativo en que se desempeñen. Sus aportes son invalorables ya que a través de sus estudios se describió con detalles la forma en que se produce el desarrollo cognitivo. Asimismo su teoría permitió que los docentes conozcan con relativa certeza el momento y el tipo de habilidad intelectual que cada alumno puede desarrollar según en el estadio o fase cognoscitiva en la que se encuentra.

Sus investigaciones y estudios trascendieron a través de la Escuela Pedagógica de Ginebra, para distinguirla de la de Harvard referenciada por Brunner, o la rusa fundada por Vigotsky y Luria, autores que destacaremos en otra oportunidad. De formación biológica, su interés siempre fue la Epistemología, disciplina científica que procura investigar de que manera sabemos lo que sabemos, esencialmente su teoría puede destacarse de la siguiente manera:

· Genética : ya que los procesos superiores surgen de mecanismos biológicos arraigados en el desarrollo del sistema nervioso del individuo.

· Maduracional: porque cree que los procesos de formación de conceptos siguen una pauta invariable a través de varias etapas o estadios claramente definibles y que aparecen en determinadas edades.

· Jerárquico: ya que las etapas propuestas tienen que experimentarse y atravesarse en un determinado orden antes que pueda darse ninguna etapa posterior de desarrollo.

En la aparición y desarrollo de estas etapas influyen cualitativamente distintos factores, destacándose entre ellos los biológicos, los educacionales y culturales y por último el socio familiar. La aclaración que realiza el autor no es menor ya que según se produzcan e interactúen estos factores, los estadios o fases podrán sufrir distintas alteraciones tanto de duración y extensión o disminución de plazos, como de calidades operacionales. En este sentido la Sociedad primero y la Institución Educativa después tienen mucho que aportar para lograr una educación equitativa y de calidad.

A continuación se reproduce la entrevista hipotética que se le hubiera realizado al Dr. Piaget:

¿ Podría sintetizar las fases que caracterizan el desarrollo cognitivo?

Respuesta del Dr. Piaget: Recordemos que son cuatro los estadios que caracterizan el desarrollo cognitivo del niño y del adolescente. El primero se denomina sensoriomotor y abarca el período que va de los 0 a los 2 años, esta etapa es importantísima ya que logra sobre su culminación distintas habilidades motrices y mentales. Los primeros movimientos voluntarios son extensiones de actos reflejos, de allí que la mayoría de sus movimientos se dirigen al propio cuerpo y no a objetos distantes. Promediando este período y ante la creciente coordinación visual motriz él bebe ya puede dirigir sus actividades a objetos más distantes. En el epilogo de esta fase ya esta en condiciones de reprentarse el mundo en imágenes y símbolos mentales, otra característica de esta fase esta dada por el inicio del habla que le permite representar objetos ausentes, por último las actividades lúdicas constituyen un factor muy importante.

El segundo período es el preoperacional que se extiende desde los 2 años hasta los 7 aproximadamente, asimismo a éste lo podemos dividir en dos subestadios , uno preconceptual que se extiende entre los 2 a 4 años en donde la habilidad más destacada pasa por el razonamiento transductivo, esto significa sencillamente que los niños razonan, pero sin el alcance inductivo ni deductivo, sino yendo de un caso particular a otro caso particular con la finalidad de formar preconceptos, un ejemplo de esto sería cuando los niños observan a sus madres peinándose y en esa ocasión ellas lo hacían para ir de compras, a partir de una situación similar siempre asociarían que salen de compras. Otra particularidad de este período esta signada por el juego simbólico y las conductas egocéntricas.

El segundo subperíodo es el intuitivo, su edad mental transcurre entre los 4 a 7 años aproximadamente, su inteligencia se circunscribe a ser meramente impresionista, ya que solo capta un aspecto de la situación, carecen aún de la capacidad de conservación de cantidad y esto se debe entre otras cosas a que son incapaces de retrotraer el proceso al punto de origen.

El tercer estadio del desarrollo cognitivo es el operatorio concreto, su período se extiende entre los 7 a 11 años aproximadamente, el razonamiento se vincula en esta etapa casi exclusivamente con la experiencia concreta. Tiene la capacidad de describir su medio, también ya adquirió la facultad de conservación de sustancias y pesos como asimismo la habilidad de descentración y la formación de clasificaciones coherentes.

Por último se encuentra el estadio operacional formal, éste lo ubicamos entre los 11 años hasta la adolescencia, los jóvenes ya en esta etapa pueden razonar de manera hipotética y en ausencia de pruebas materiales. Asimismo está en condiciones de formular hipótesis y ponerlas a prueba para hallar las soluciones reales de los problemas entre varias soluciones posibles, alcanzando en esa oportunidad el razonamiento hipotético deductivo.
¿ Cual debería ser el rol del docente en el aula?

Respuesta del Dr. Piaget: Básicamente el docente debe ser un guía y orientador del proceso de enseñanza y aprendizaje, él por su formación y experiencia conoce que habilidades requerirles a los alumnos según el nivel en que se desempeñe, para ello deben plantearles distintas situaciones problemáticas que los perturben y desequilibren. En síntesis, las principales metas de la educación en general y la de los docentes en particular son: en principio crear hombres que sean capaces de crear cosas nuevas, hombres creadores e inventores; la segunda meta es la de formar mentes que estén en condiciones de poder criticar, verificar y no aceptar todo lo que se le expone. Esto, en la sociedad actual, es muy importante ya que los peligros son , entre otros, caer en la cultura de los slogans o en las opiniones colectivas y el pensamiento dirigido . En consecuencia es necesario formar alumnos activos, que aprendan pronto a investigar por sus propios medios, teniendo siempre presente que las adquisiciones y descubrimientos realizadas por si mismo son mucho más enriquecedoras y productivas .
tomado textualmente de la página http://mayeuticaeducativa.idoneos.com/index.php/348494 (14/10/2012- 17:30 pm)